Las normas y decretos que persiguen la igualdad de género seguirán siendo muy limitadas mientras ignoren la situación de la mujer pluriempleada. La reclusión domiciliaria durante la pandemia supuso una cierta tregua merced al teletrabajo y la obligada presencia y colaboración hogareña de todos los miembros de la familia, pero cuando los peques han vuelto a guarderías y colegios, con horarios y situaciones incompatibles, como es el caso de cualquier trastorno o contagio que requiera asistencia en casa, las viejas y conocidas cuitas han resurgido de nuevo. Y la patente penalización femenina por solventar cualquier incidencia temporal o permanente, ni siquiera tiene un reconocimiento mínimamente tangible en las condiciones y pensión de jubilación (suponiendo que esta pueda alcanzarse), ni aún menos puede eludir el abrumador y pernicioso peaje en su trayectoria y promoción profesional.
Publicado en El Periódico de Aragón, el viernes 1 de diciembre de 2023.
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