Helados los huesos por el frío
buscas lecho, indigente,
y entre escalofríos encuentras
tosco asilo en un cajero
celador de caudales ajenos.
Luces de neón por estrellas
y por techo, un ojo vigilante
que ha de grabar tu noche:
la danza trémula del hambre
entre lágrimas de angustia.
Rancia soledad carcomida
por el paso torvo de un tránsito hostil:
solo eres un desheredado del mundo
que busca cobijo de la cruel intemperie
antes de que la parca desgarre tu carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario