miércoles, 11 de abril de 2018

Indigentes


Helados los huesos por el frío
buscas lecho, indigente,
y entre escalofríos encuentras
tosco asilo en un cajero
celador de caudales ajenos.

Luces de neón por estrellas
y por techo, un ojo vigilante
que ha de grabar tu noche:
la danza trémula del hambre
entre lágrimas de angustia.

Rancia soledad carcomida
por el paso torvo de un tránsito hostil:
solo eres un desheredado del mundo
que busca cobijo de la cruel intemperie
antes de que la parca desgarre tu carne.



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