miércoles, 11 de abril de 2018

Aquella nieve


Esa nieve que flagela mi rostro
y entumece mis pies
camino de la Torre del Reloj
hacia el colegio de Santa Ana;
esa nieve, espontáneo tocado
que corona la testa de Ramiro
como yelmo inmaculado;
esa nieve enajenada por la pala
cuando deslinda calle y acera
es nieve amiga, nieve amada
que irrumpe en mi soledad
para ahuyentar curtidos hastíos…

Esa nieve tenaz
en la cumbre de Oroel
junto a la Torre del Reloj
y el Colegio de Santa Ana,
esa,
esa nieve alegre y bullanguera,
es la nieve de mi infancia.




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